Aurora
A mí me toca decir
que seré la persona
que siempre estará ahí...
Para mirarte, cuidarte
Y también expresarte
Y dar mi vida por ti...
Porque no todo en el Universo es oscuridad, aunque su finitud, ¿o finitez? o cómo sea que se le diga correctamente al límite propio que nos señala el espacio-tiempo, ponga esa barrera física infranqueable y que, sin embargo, sólo necesita del ídem para superarla.
Tiempo... El mismo que nos conduce a la hermosa espera que supone el reunir las condiciones necesarias para que el campo magnético terrestre sea idóneo para recibir las ráfagas solares y eso dé paso al espectáculo más increíble de este mundo, el nacimiento de una Aurora.
Porque, cabe mencionar (¿Les he platicado que esta combinación de palabras, es de mis favoritas del idioma español?), que uno no decide cuándo ver una Aurora, sino que ellas, cómo los mexicanos, nacen cuando* se les da la chingada gana. *La palabra original es "dónde".
Dicen los que han experimentado esa sensación en sus corazones, que te cambia la vida. Pues bien, aquí te espero mi pequeña Eos, mi diosa del amanecer.
Y ser tu ocaso y tu aurora...
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